Luis Ariel Rey Roa
Aunque es Arauca el departamento que para mediados del siglo XX marcaba la pauta en cuanto a música llanera, en Villavicencio surgió la primera figura artística de reconocimiento nacional e internacional de dicho folclor en nuestro país. Su nombre Luís Ariel Rey Roa.
Nacido en la capital del departamento del Meta en 1934, hijo de doña Ana Juaquina Roa, costurera de oficio y de don Javier Rey, peluquero y miembro del Directorio Municipal del Partido Liberal.
En el centro fundacional de Villavicencio, en la calle que conduce al colegio La Salle y en la que para los años setenta ocurrió un voraz incendio, sucedió la infancia de Luís Ariel. Los inmensos solares, los frondosos árboles y la constante presencia de músicos y artistas en su hogar fueron la principal fuente de motivación de Luís Ariel en la música.
Desde muy joven prefería entonar bambucos, pasillos y corrios llaneros que cualquier otra cosa. Se las ingeniaba para construir instrumentos bastante rudimentarios y artesanales que lo pudieran acompañar en sus melodías. Sus hermanos Gil Arialdo y Leonel eran los eternos cómplices.
Los registros de diversos recortes de periódicos y las voces de quienes lo conocieron expresan que fue en 1948 el inició de su carrera musical. Cantaba en locales, fiestas y eventos sociales en donde fuera invitado o contratado. Los brotes de violencia en nuestro país, acaecidos en la década de los cincuenta, obligaron a toda la familia a radicarse en la ciudad de Bogotá, en donde logró grabar su primer trabajo discográgico con el sello Vergara. Y fue en ese momento cuando la figura de Luís Ariel Rey comenzó a ganar reconocimiento nacional.
Quienes en el llano son poseedores de alguna característica especial, ya sea por su bravura, belleza, o talento artístico, reciben como homenaje el nombre de algún integrante de la fauna llanera, por esto mismo, por la calidad de su voz, Luís Ariel, recibe el mote de “el jilguero” que es un ave pequeña, de colorido plumaje y alegre cantar.
Este cantador es acompañado siempre por el grupo musical denominado Los Llaneros (conformado en sus inicios por sus hermanos Gil Arialdo y Leonel),quienes interpretaban la música llanera a la usanza tradicional del Meta en esa época, es decir guitarra, bandolina, (entre otros instrumentos andinos) cuatro y maracas. El arpa aparece tiempo después debido a la fuerte influencia de los conjuntos venezolanos y araucanos, como lo citábamos en el volumen número uno de esta investigación.
En las presentaciones el grupo era acompañado por una pareja de baile quienes hacían gala de su destreza en el balsiao, el zapateo y escobilleo, mientras que los músicos y la voz líder lucían pantalón y camisa manga larga con botas vaqueras media caña, cinturón ancho, cartuchera, pañoleta roja amarrada al cuello y sombrero. Esta forma de vestuario (establecido por el propio Luís Ariel) recibió críticas por parte de algunos folcloristas quienes negaban que ese fuera el típico vestir del llanero, sin embargo Los Llaneros se presentaron siempre de la misma manera ya que era ingrediente adicional del atractivo del conjunto y de su líder.
Uno de los primeros éxitos musicales de Luís Ariel fue el tema Ay, si, si el cual le permitió conquistar los más importantes escenarios del país.
Ay si, si (joropo)
(Fragmento)
Ay, si, si, el orgullo del llanero,
ay, si, si, yo se lo voy a contar,
ay, si, si, buen caballo y buena silla,
buen caballo y buena silla
buena soga pa' enlazar. (Bis)
Ay, si, si, lucero de la mañana,
ay, si, si, préstame tu claridad,
ay, si, si, para seguirle los pasos
para seguirle los pasos
a mi amada, que se va. (Bis)
El Valle, Bogotá, Antioquia, Caldas, Quindío, Huila, la costa atlántica y los antiguamente denominados territorios nacionales, elogiaban y aplaudían las presentaciones de “el Jilguero y los llaneros”.
Por otra parte los teatros, emisoras y canales de televisión de Bolivia, Chile, Ecuador, Venezuela, Perú, Argentina, Uruguay, Brasil, Cuba, El Salvador, Nicaragua, Guatemala, Costa Rica, Panamá, México y los Estados Unidos, recibían con aprecio y gran entusiasmo las presentaciones musicales de los embajadores llaneros.
El gran momento de “el jilguero” le permitió grabar trabajos discográficos con sellos del prestigio de Philips, Odeón, Tempsa, Codiscos y Fuentes, empresas disqueras que regularmente buscaban los mejores artistas para tenerlos en su cartera musical.
Con Los Llaneros, Luís Ariel realiza espectáculos y graba otros temas musicales que se hicieron populares y de inmensa recordación como Carmentea, de Miguel Ángel Martín y Guayabo Negro, del Indio Figueredo.
Guayabo Negro (pasaje)
(fragmento)
Guayabo negro nunca me digas adiós
digas adiós que es una palabra triste
corazones que se quieren
corazones que se quieren
nunca deben despedirse.
Como se mecen las palmeras con la brisa
como se secan las espigas con el sol
Así se acaba mi vida
como errante mariposa
que vuela de flor en flor.
Luís Ariel fue varias veces invitado especial en la celebración del Festival de la Canción Colombiana (Villavicencio), incluso la Gobernación del Meta lo contrató en algunos años para que fuera el organizador del certamen. Este artista siempre defendió el folclor de su región e incluso criticó la forma como en Colombia se subestimaba a quienes luchaban por promover las expresiones autóctonas.
Ocupando un privilegiado lugar de reconocimiento y prestigio en la farándula colombiana, decidió alternar su oficio con la de empresario. Luís Ariel creó LAR Producciones, que fue promotora de artistas nacionales y extranjeros. Uno de ellos fue Guillermo García Ocampo, el popular Billy Pontoni, quien, según palabras del cantante cartagueño, recuerda a Luís Ariel como un padre.
Los medios de comunicación nacionales y de fuera del país, durante sus 27 años de trayectoria artística, fueron muy especiales con la presencia de este cantante en los diferentes escenarios. La prensa y la radio de entonces calificaban de sensación, de ídolo y de estrella colombiana al artista villavicense, algo bastante particular en un cantante especializado en un ritmo folclórico local.
Igualmente su talento y simpatía le permitieron abrirse paso entre las más altas esferas sociales de la nación. Era muy apreciado por ministros y presidentes de la nación, entre ellos Misael Pastrana Borrero y Alfonso López Michelsen. Precisamente fue para 1975 que el presidente López le propuso a Luís Ariel ser agregado cultural en Panamá, pero la muerte impidió que eso y muchas otras cosas buenas sucedieran en la vida del jilguero.
Luís Ariel Rey Roa falleció el 31 de mayo de 1975 en Bogotá, a consecuencia de un paro cardiaco.
Fue cantante, compositor, grabó 40 trabajos discográficos y llevó el folclor llanero a lugares donde nunca antes había estado. El mundo folclórico llanero lo reconoce como uno de los grandes en la historia de nuestro folclor.
Tomado de: http://www.corculla.com/index.php?id=35